reflexiones sobre creación escénica contemporánea

Arrancamos este blog delimitando cuál es el tipo de creación escénica sobre la que dirigiremos nuestra atención.

Entendemos por creación escénica contemporánea aquella que se desarrolla esencialmente desde dos parámetros: riesgo e investigación. Por riesgo entendemos el asumir decisiones escénicas de carácter estético, social o conceptual, por encima de certezas económicas o simpatías estudiadas con la audiencia o algún tipo de patrocinador. Y por investigación, el proceso de experimentación y profundización en el lenguaje escénico. Así como su reivindicación como impulso y sustento del proceso artístico que cada artista emprende, y que pretende sea percibido y valorado por su audiencia a la hora de vincularse con la obra. Esta definición como cualquier otra es una parcela pequeña sobre una realidad escénica más compleja, pero nos ayuda a encauzar el contexto de nuestras reflexiones. Si miramos a las artes plásticas o a cierto tipo de cine que se ha etiquetado como "cine de autor" vemos que los criterios de riesgo e investigación se perciben claramente. Lamentablemente, en escena la palabra autor se refiere básicamente al dramaturgo/a, por tanto, excluimos esta palabra y la reemplazamos por creación escénica contemporánea, para entender el enfoque de nuestro interés.

CUANDO EL PENSAMIENTO SE TRANSFORMA EN NEGOCIO


Las salas alternativas

Estos espacios escénicos de iniciativa privada sirvieron hace unos años de plataforma para exhibir el trabajo de ciertos artistas de un modo permanente. Las primeras salas alternativas se abrieron y mantuvieron con bastantes problemas en esta ciudad, y no dudamos que en sus inicios estuvieran cargadas de buenas intenciones. Actualmente la cosa es muy diferente, esas buenas intenciones se han convertido en capitalizaciones de un buen negocio. Estos espacios llevan bastante tiempo recibiendo inyecciones nada despreciables de dinero público y se han desentendido casi por completo de preservar un contexto de visibilidad para la creación escénica contemporánea. Por lo tanto, vamos a hablar de ellas un poco.
Más allá de dar un radiografía detallada de cada sala, que seguramente nos empantanaría en particularidades, diremos que actualmente se pueden constatar los siguientes fenómenos:

Se han multiplicado como moscas.
Han afianzado su posición de poder.
Han demostrado que carecen de un proyecto estético definido.
Nos han dejado claro que su proyecto sobre todo consiste en tener un espacio estable desde el que exhibir los trabajos de sus compañías y ocasionalmente de sus amigos.
Han conseguido que ser propietario de una sala alternativa sea un negocio muy pero que muy rentable.

Seguramente hay más cosas, pero con estas tenemos bastante. Vamos a intentar analizarlas.


Se han multiplicado como moscas

Hace unos 10 años se empezaron a instalar los primeros DONËR KEBAB en Madrid, fue abrir uno y empezar a multiplicarse. Quién tiene olfato sabe donde está el negocio, y qué mejor negocio para una compañía de teatro o danza, que tener un espacio estable para crear y exhibir sus obras sabiendo que van a poder financiarlo con dinero público. La situación que ha hecho que las salas alternativas se multipliquen es la siguiente. A sus dueños les subvencionan año a año por tener una sala, y también les subvencionan por tener una compañía que representa obras desde su sala. Esto de entrada parece jugoso, el paso siguiente es inventarse ciclos o mini festivalitos de danza, teatro, etc... y evidentemente recurrir a las arcas públicas para pagarlo. Y ya como brochazo final, hay muchas salas que aprovechan el espacio los días que no hay función para dar clases. Escuela de teatro por el día, sala de exhibición por la noche, un negocio redondo. Entonces ¡cómo no se van a multiplicar!
Estas salas son unas caza subvenciones de cuidado, pero lo realmente grave es que hasta donde nosotros sabemos no existe ningún tipo de fiscalización por parte de las instituciones públicas (Ministerio de Cultura, Comunidad de Madrid, Ayuntamiento) que verifique que ese dinero otorgado a la sala para afianzar (o al menos mantener) una parte de la realidad escénica de la ciudad, se esté utilizando correctamente. El resultado de está situación es más que evidente, hay 1, 2 ó con suerte 4 personas viendo las obras que allí se programan, pero estos espacios se mantienen y se siguen multiplicando.

Han afianzado su posición de poder

Cuando un empresario con olfato se junta con otro y luego a éstos se les acopla otro y otro, se crea un tejido de intereses empresariales. Este tejido es el que las salas han llamado RED DE SALAS ALTERNATIVAS, y como bien dice su nombre, consiste en una RED de propietarios que se han juntado bajo el lema de "la unión hace la fuerza". Funciona a nivel nacional y su actividad básica es programar un pequeño circuito anual de danza y teatro por el que pasan algunas compañías. Lógicamente este circuito se sostiene con dinero público y permite dar de cara a la galería una sensación de cohesión estética y social entre sus propietarios. Ahora, según la información que manejamos, cada sala es de su padre y de su madre en cuanto a criterios y muchas de ellas ni siquiera reúnen los requisitos mínimos como para que una compañía profesional represente su obra allí sin echarse a llorar. Pero esto no parece tener mucha importancia cuando las cosas se miran desde la óptica del dinero, aquí el criterio que parece predominar es, cuantos más seamos, más pasta recibimos. Lo patético es que esto se hace a costa de la necesidad de los artistas, el desconocimiento del público y del desinterés de la institución que lo financia. Por supuesto, cada año algún propietario de estas salas aprovecha el circuito para girar con su obra.

Han demostrado que carecen de un proyecto estético definido

Este punto quisiéramos enfocarlo desde una pregunta: ¿Conoces alguna sala alternativa en Madrid en la que su criterio no tenga que ver con sus propios gustos como artistas o empresarios de cultura? Nosotros desde luego no. Y a quién le parezca lógico que estos empresarios inviten a actuar a su sala a quién consideren oportuno, le contestaremos que esto no es tan lógico si está invitación se sustenta con dinero público.
Preguntamos: ¿La cultura no es ante todo un fenómeno que debe gestionarse por encima de intereses y gustos personales? Igual estamos en el limbo de la ingenuidad, pero nos tranquiliza vincularnos con la cultura desde esta visión. Para gestionar cultura hay que tener un poquito de cultura y no sólo la mirada caprichosa y oportunista de me gusta o no me gusta, me conviene o no me conviene. Lo mínimo que se le puede pedir a una sala es que delimite un marco, sea cual sea, y apueste por él con seriedad.

Nos han dejado claro que su proyecto sobre todo consiste en tener un espacio estable desde el que exhibir los trabajos de sus compañías y ocasionalmente de sus amigos

Esto se puede comprobar de una manera práctica. Métete en la web de algunas salas de Madrid y echa un vistazo a su programación.

Han conseguido que ser propietario de una sala alternativa sea un negocio muy pero que muy rentable

Afirmar que la cultura muta a negocio y nada más que a negocio, es fuerte, pero en el caso de las salas alternativas esto parece ser más que una evidencia. Es como todo, cuando las cosas se desentienden de su origen y se transforman en modos de supervivencia, la estupidez prolifera y el cielo se enfanga. En el caso de las salas alternativas lo que resulta imperdonable es que internamente utilicen criterios de empresa privada, cuando están siendo sustentadas con dinero público, y que insistan en darnos una imagen de compromiso con la realidad escénica contemporánea, cuando lo que realmente están haciendo es velar por su propia supervivencia individual. No hay nada peor que un empresario disfrazado de comprometido.
Por otra parte, la pasividad de las instituciones que año a año le inyectan dinero a este despropósito, es lamentable. Pero la institución es la institución: un océano de caspa empantanado en su propia burocracia. No los disculpamos, pero estamos convencidos que para ellos las salas alternativas son el zulo de las artes escénicas, de vez en cuando echan una barridita y poco más. Aún les queda recorrer centenares de kilómetros para entender que muchas de las compañías más potentes de este país trabajaron, trabajan y trabajarán en esas salas. Y aquí nos topamos con otra putada gigante. La creación escénica contemporánea que se hace en Madrid se exhibe casi exclusivamente en estas salas. Otra de las circunstancias que complican la salud de la escena madrileña y que tenemos que analizar. Pero poco a poco, por hoy tenemos bastante.

Sobre las salas alternativas nada más por ahora. Simplemente un dato: ¿Sabías que los artistas que actúan en estas salas reciben como único pago el 50 % de la recaudación de la taquilla? Si pensamos en el poco público que acude a ver las obras (entre otras cosas por la difusión casi nula que las salas hacen de ellas) podemos imaginar la catástrofe y el absurdo total de todo este entramado. Y aunque las salas se llenaran, su escaso aforo hace imposible que los artistas no tengan pérdidas económicas. Es vergonzoso que no exista ninguna sala en Madrid (sobre todo las más antiguas) que haya trabajado para poder remunerar dignamente a las compañías que allí trabajan.

Hemos querido hacer este pequeño esquema para intentar desentrañar un fenómeno que llevamos tiempo observando, y que pensamos es imprescindible tener claro para entender esta parte de la realidad escénica madrileña.


reflexión del día:
Menos mamoneo y más trabajo.
O si quieres
mamoneo pero sin trabajo.
Lo importante es no confundir los términos.
Mamoneo es mamoneo
y trabajo es trabajo.
La mezcla podríamos llamarla podredumbre

1 comentarios:

PENSAMIENTO ESCÉNICO dijo...

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opiniones bienvenidas.
gracias

pensamientoescenico@gmail.com